Hola Viajer@!!
Hoy estamos en uno de esos lugares del mundo que al menos una vez en la vida hay que visitar… Un lugar histórico que no puede faltar en la mochila de tu vida y la excusa perfecta para conocer además uno de los países más ricos en historia y restos arqueológicos bien conservados. Estamos en Grecia, la cuna de una de las civilizaciones que ha marcado nuestra existencia.

Durante nuestro viaje a este increíble país, hoy hemos elegido desplazarnos hasta La Acrópolis de Atenas, asombrosa por sus impresionantes dimensiones, su imperdurable historia y su sorprendente estado de conservación gracias a las restauraciones iniciadas tras la independencia griega. Trasladarte a su esplendoroso pasado griego es algo inevitable una vez pisas la antigua ciudad de Atenas. Tanta belleza hace que te olvides de andamios y grúas que sostienen gran parte de los templos y que sin ellos no permanecerían en pie. Aún así, éstos no son capaces de eclipsar su majestuosidad.


Hasta muchos siglos después de su construcción, los edificios de la Acrópolis se mantuvieron perfectos. Pero tras continuos acontecimientos bélicos y asedios el lugar se fue deteriorando. El Partenón por ejemplo se mantuvo casi perfecto hasta que en el siglo XVII durante una lucha de los atenienses contra el asedio de los venecianos explotó una bomba que derribaron muchas de las columnas y que deterioró gran parte del edificio.

Además, en el siglo XIX muchas esculturas fueron arrancadas y adquiridas por el embajador Lord Elgin y vendidas al British Museum, en Londres, actualmente uno de los museos más importantes del mundo.

La capital griega se extiende sobre una llanura de la península de Ática. La ciudad está salpicada de vestigios, pero el máximo reclamo ateniense es sin duda la Acrópolis, uno de los lugares de culto más importante del mundo antiguo, visible desde casi todos los puntos de Atenas.

La colina de la Acrópolis fue ocupada desde el III milenio a.C., aunque los primeros hallazgos son del Período Micénico. Ya en esa época se construyó algún templo hoy desaparecido. Los principales monumentos de la Acrópolis que hoy se conservan son de la Edad de Oro de Atenas conocido también como “Siglo de Pericles“.


A los pies de la colina, los barrios más antiguos de la ciudad, Plaka y Monastiraki, verdadero centro de la antigua Atenas que fue ocupado tras destinar lo alto de la colina como lugar sagrado para los dioses. También en esta zona encontrarás las ruinas de la maravillosa Ágora griega y el Ágora romana. Pero de estos lugares y muchos más hablaremos en otras publicaciones 😊
Te animamos a dar un paseo para conocer los edificios más importantes de la Acrópolis de Atenas.

Si quieres agilizar tu entrada para visitar la ciudad alta, te recomendamos acceder por la entrada que está cerca de la estación de metro de Acropoli y caminar hasta las taquillas. Desde éstas a la entrada de los Propileos serán menos de 600 metros. El primer edificio que nos encontramos durante esa pequeña caminata es el Teatro de Dionisio, primer teatro de la historia de la civilización. Fue construido con asientos y escenario de madera en el siglo VI a. C aprovechando el desnivel de la ladera sureste. En honor al dios del vino y del teatro, en su comienzo los ciudadanos lo utilizaban para rendirle culto. Más tarde, Sófocles, Esquilo o Aristófanes entre otros, presentaron en él sus obras clásicas más importantes.



Camino a los Propileos, a mano izquierda se encuentra el Odeón, mandado construir como otros numerosos monumentos por Tiberio Claudio Herodes Ático, un sabio y orador ciudadano ateniense. Fue construido en honor a su esposa en el 161 d. C y estaba destinado a acontecimientos musicales. Actualmente cada verano, de junio a septiembre, se llena de espectadores durante el Festival de Atenas. Este festival, que se celebra desde 1955 está considerado como uno de los eventos culturales más importantes de Grecia.


Entre el Teatro de Dionisio y el Odeón está el Pórtico o Stoá de Eumenes del siglo II, que servía para comunicar ambos lugares y que tenía una longitud de casi 163 metros y 18 de ancho. En la parte norte del pórtico, se encuentran las ruinas del Asclepeión, del año 421 a. C.
Ya en el Odeón, a través de unas escaleras llagamos a la entrada del recinto de la Acrópolis. Esta entrada al recinto sagrado se conoce como los Propíleos, y consta de un edificio con forma rectangular con cinco grandiosas puertas de acceso y dos alas laterales con columnas dóricas. Una entrada digna de la maravilla que te encontrarás dentro.

Una vez dentro del propio recinto de la Acrópolis, sobre una torre situada al sureste del edificio de entrada, se encuentra el Templo de Atenea Niké, un edificio jónico obra del arquitecto Calicrátides, aunque hay que aclarar que el edificio que vemos actualmente es una reconstrucción del siglo XIX.



Es un edificio de dimensiones pequeñas construido en honor a la patrona y protectora de Atenas. Cuenta la mitología que la diosa, en una lucha contra Poseidón cuyo objetivo era quien otorgaba el mejor regalo a los atenienses, salió victoriosa tras ofrecer el olivo como presente.
En su día, una estatua de Atenea con alas cortadas, se albergaba en el interior del templo como símbolo protector de la ciudad griega.

La parte más alta de la gran roca sagrada está reservada para la principal obra de la Acrópolis de Atenas, El Partenón. Un templo de enormes dimensiones cuya construcción se terminó en el 438 a. C. Con aproximadamente 70 metros de largo y una altura de más de 10 metros, impresiona nada más traspasar los Propíleos, desde donde ya puedes divisarlo y comprobar su volumen en lo alto del recinto. A pesar de los andamios que lo mantienen en pie, es fabuloso contemplar este esplendoroso edificio. Es normal que sea el más importante del conjunto arquitectónico de la Acrópolis y que sea el objetivo principal de la mayoría de turistas que deciden visitar Atenas. Sus arquitectos fueron Calícrates e Ictino y el encargado de su decoración el famoso Fidias. Se trata de una construcción dórica realizada completamente en mármol, aunque de éste quede más bien poco 😊. Se dispone en una nave central y a cada lado tres hileras de columnas. En su época, al fondo de la nave central estaba la colosal obra de Fidias, la estatua de Atenea Parthenos, de unos 10 metros de altura y realizada en marfil, madera y oro.



En la ladera norte de la Acrópolis, al norte del Partenón, se encuentra otro de los templos más importantes del recinto arqueológico, el Erecteion, llamado así por el rey de Atenas, Erecteo. Fue mandado construir por Pericles en el 421 a. C para albergar diferentes reliquias y según la leyenda su construcción fue en el lugar en el que Atenea y Poseidón se enfrentaron con el fin de poseer la ciudad. La parte más destacada del edificio es el pórtico de las Korés o Cariátides. Seis mujeres en forma de columna que representan a esclavas del pueblo griego de Karys. Estas cariátides o figuras de mujeres no son las originales. Las originales se encuentran en el Museo de la Acrópolis que, aunque es una visita independiente del recinto arqueológico, es interesante dedicarle al menos una hora de tu tiempo para visitarlo.


El Museo está en la entrada sur, por la que hemos entrado nosotros a la Acrópolis. Tiene tres plantas que alberga muchas de las obras encontradas en el recinto. Entre otros vestigios, puedes ver numerosas partes del friso del Partenón y cinco de las cariátides del Erecteion. Otros de los restos encontrados están en el Museo Británico como algunos fragmentos del friso del Partenón y la sexta cariátide. La entrada al museo cuesta 5€ y hay alguna entrada gratuita a lo largo del año. Te dejamos el enlace de su página oficial para que puedas consultar horarios https://www.theacropolismuseum.gr/en/content/hours-and-ticketing
La entrada a la Acrópolis cuesta 20€/persona y como para el Museo, hay varios días al año que la entrada es gratuita. En próximas publicaciones os detallaremos más sobre la visita al Museo de la Acropolis.

Para llegar a la Acrópolis en autobús urbano es muy fácil ya que hay un montón de líneas que conectan con paradas cercanas. La más cercana en la que puedes bajarte es Makriyianni. En trolley puedes coger la línea 1,5 o 15 y bajarte en esa misma parada. Y en metro la línea 2 (Anthoupoli – Elliniko) con parada en la estación de la Acrópolis.
Nosotros al ir en nuestra autocaravana, nos quedamos en el camping y desde allí cogimos un bus hasta el centro y desde allí el metro hasta la parada más próxima a la Acrópolis.

Para evitar colas hay varias opciones. Una de ellas es comprar el ticket combinado para no tener que parar en las taquillas y entrar directamente. También puedes comprar la Athens City Pass, sin límite de horas en su validez y que incluye: entrada de acceso rápido y una visita guiada a la Acrópolis y al museo, uso con bajada y subida libre en el autobús hop-on hop-off durante 2 días, traslado en autobús desde el aeropuerto a tu hotel y 20% de descuento en otras atracciones, museos y excursiones. Si tu intención es conocer los principales puntos de interés de la ciudad, su compra es una buena elección ahorrando dinero.

La Acrópolis es sin duda la visita top de Atenas, pero la capital griega es muchísimo más. Quedan por descubrir grandes templos, maravillosas edificaciones, y barrios apasionantes cargados de historia. Si nos sigues, te mostraremos en próximas publicaciones lo que se esconde en la ciudad de la mitología.

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