Hola viajer@s!!!
En esta ocasión os traemos una nueva publicación en nuestro blog de viajes sobre la visita de la maravillosa antigua ciudad de Éfeso. Está catalogada como la ciudad antigua más completa y espectacular del mundo.
Durante una de nuestras rutas en autocaravana por Turquía, visitamos la maravillosa e histórica región de la Costa Egea turca.

Toda esta zona de la Costa Egea Oriental donde se ubicaba la antigua ciudad de Éfeso es un lugar de gran importancia histórica, 4.000 años de civilización a sus espaldas. En esta extraordinaria región turca se sitúan o situaban lugares míticos como: Mileto, Priene, Éfeso, el Templo de Artemisa (una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo), el Templo de Apolo en Dídima, la antigua ciudad de Halicarnaso, ahora llamada Bodrum y donde se situaba el magnífico Mausoleo de Halicarnaso (una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo).

Que se sepa, los primeros habitantes de esta región fueron los griegos micénicos además de los hititas desde el año 1.200 a. C. Más tarde, llegaron los griegos jónicos, aunque fueron los más importantes ya que fundaron las ciudades Éfeso, Priene y Mileto.
En la época de la Antigua Grecia en lo que hoy es la ciudad turca de Bodrum se situaba la mítica urbe de Halicarnaso, con su Mausoleo dedicado a su rey Mausolo. El impresionante Mausoleo de Halicarnaso fue una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
Después llegaron los romanos, con los que la ciudad de Éfeso creció y prosperó de manera exponencial ya que se convirtió en la capital de la provincia de Asia Menor del Imperio Romano.

Más tarde Éfeso, lo ha visitado históricos visitantes cristianos como: San Juan que escribió aquí su Evangelio. Además se trajo con él a la Virgen María, que vivió sus últimos años hasta su muerte en Éfeso. También San Pablo vivió aquí, en Éfeso, en el año 60 d. C.
A continuación os detallamos la historia de esta maravillosa ciudad mediterránea que en época romana fue el crisol del mundo mediterráneo antiguo.

La leyenda cuenta que: Androclo, príncipe jónico de Atenas, obligado por los ataques dorios en el siglo X a. C. a buscar un lugar seguro donde asentarse, cruzó el mar Egeo. Androclo y los suyos descansaron en la costa Anatolia. Allí frieron un pescado, tan fresco que saltó de la sartén propiciando que un poco de carbón cayera sobre un bosquecillo cercano, el cuál prendió fuego. Este efecto dominó hizo salir corriendo a un jabalí que se encontraba en el bosque. Androclo vió, persiguió y cazó este jabalí. En este mismo lugar decidió construir Éfeso, cerca de las actuales ruinas del Templo de Artemisa.
El porqué de la decisión de Androclo en construir justo en ese lugar Éfeso, se debe a que antes de cruzar el mar Egeo con los suyos, el príncipe Androclo visitó el famoso Oráculo de Delfos en busca de consejo y sabiduría. En su visita el famoso Oráculo le dijo: “El pez, el fuego y el jabalí”.

Antes de la llegada de Androclo y sus hombres, en esta zona de la costa de Anatolia ya vivían los lelegianos, un pueblo que adoraba a la diosa Cibeles, madre Anatolia de la fertilidad. Los nuevos habitantes, los jónicos, fusionaron sus rituales con los de los lelegianos, convirtiendo así a la diosa Artemisa adorada en Éfeso, en una única y extraordinaria diosa de la fertilidad.

Éfeso era una ciudad rica gracias al comercio marítimo y a los peregrinos que venían a visitar el Templo de Artemisa. Esto despertó el recelo y la envidia de Creso, rey Lidio que atacó la ciudad en el año 560 a. C. Después del ataque, el rey Lidio también respetó el culto a la diosa Artemisa, estuvo diez años pagando la reconstrucción del templo.
En el año 334 a. C. Alejandro Magno se ofreció a pagar la reconstrucción del Templo de Artemisa siempre y cuando se consagrara a su persona, pero los efesios rechazaron la oferta de una forma muy inteligente, alegando a Alejandro Magno que no era propio que un dios dedicara un templo a otro. Cuando se finalizó la obra, el Templo de Artemisa se convirtió en una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Esta reconstrucción del año 334 a. C. se llevó a cabo debido a un infame joven llamado Erostratos, que en el año 356 a. C. quemó el Templo de Artemisa de Éfeso en busca de fama eterna.

Cuando Alejandro Magno murió, uno de sus generales, Lisímaco controló esta región, llamada Jonia. En esta época la sedimentación del río ya había comenzado a obstruir el puerto de Éfeso. Lisímaco trasladó la ciudad a su actual emplazamiento.
Más tarde los selyúcidas invadieron la ciudad, comenzando así una época turbulenta de conquistas y reconquistas. Todo se solucionó para la ciudad de Éfeso en el año 133 a. C. ya que la ciudad pasó a formar parte del poderoso Imperio Romano.
El Emperador romano Augusto, convirtió a Éfeso en la capital de Asia Menor en el año 27 a. C. Esto resultó enormemente beneficioso para el devenir de Éfeso, la población de la ciudad pasó a tener 250.000 habitantes.

En Primavera se celebraba el Festival Anual de Artemisa (Diana para los romanos), que duraba un mes y atraía a miles de personas de todo el Imperio Romano. A partir de esta época romana, y como anteriormente comentamos, la ciudad de Éfeso también atrajo a importantes personajes cristianos como: la Virgen María y san Juan que escribió aquí su evangelio y también san Pablo se estableció aquí y vivió en Éfeso durante tres años.
Ni con los intentos y esfuerzos del rey Átalo II de Pérgamo, que reconstruyó el puerto de Éfeso y de los esfuerzos del Procónsul del Emperador Nerón que dragó el puerto en el año 54 d. C. éste prosiguió cegándose de aluviones.

Cien años más tarde, el Emperador Romano Adriano intentó desviar el río, pero el cieno continuó drenando el mar. Las ciénagas y la malaria se extendieron,el puerto estaba perdido y la mayoría de la población se había convertido al Cristianismo, así que los fondos dedicados al culto a Diana/Artemisa se redujeron drásticamente.
En el año 263 d. C. los godos atacaron y saquearon Éfeso y quemaron el Templo de Artemisa.
Gracias a la asociación de la ciudad de Éfeso con dos discípulos de Jesucristo y con la madre de éste, además de el estatus de Éfeso como una de las Siete Iglesias de Asia mencionadas en el libro del Apocalipsis, animó a emperadores a invertir en su preservación.

El Emperador Constantino el Grande reconstruyó muchos edificios. El Emperador Justiniano I construyó una Basílica en honor a San Juan, ubicada en la actual población de Selçuk. Ya en la Edad Media, con la llegada de los Caballeros Cruzados, éstos, se sorprendieron al encontrar la mítica Éfeso, una ciudad abandonada.
Después de esta “Master Class” sobre la historia de Éfeso vamos con los puntos de interés que vemos en la visita a esta impresionante ciudad antigua.

En nuestra opinión, la mejor manera de visitar el increíble yacimiento arqueológico de Éfeso es entrando por la Puerta Superior, también llamada Magnesia. De esta manera, bajas por la vía de los Curetes, pasamos por la maravillosa Biblioteca de Celso, el extraordinario e imponente Gran Teatro de Éfeso… y al finalizar la visita volver de nuevo sobre nuestro pasos camino a la Puerta Superior, teniendo la oportunidad de ver todo el recinto dos veces y no dejarnos nada.
Aparcamos nuestra autocaravana junto a la entrada, la Puerta Superior y nos disponemos a pasar dentro del yacimiento.

Una vez dentro del recinto arqueológico, estamos en la zona superior, llamada Alto Éfeso, en esta misma área podemos ver las ruinas de los Baños de Varius, la gran plaza es el Ágora Superior, se empleaba a fines legislativos y políticos. Estaba rodeada de enormes columnas y mármol por todas partes. En el medio del Ágora se situaba el Templo de Isis.
Frente al Ágora Superior y a un lado de los Baños de Varius podemos ver el Odeón, que se usaba para reuniones municipales. Este teatro con aforo para 5.000 persona era sublime, con asientos de mármol tallado.

Junto al Odeón se situaba el Pritaneo (ayuntamiento). Hoy quedan dos columnas dóricas señalando la que era su entrada.

Justo después del Ágora Superior, en una calle a la izquierda, llamada vía Sagrada nos lleva hasta el Asclepeion (hospital). Éfeso tenía una gran fama por su escuela de Medicina.
Cerca del Asclepeion, están las ruinas del Templo de Domiciano, emperador infame, ya que fue quien desterró a san Juan a la isla griega de Patmos, donde el santo escribió su libro el Apocalipsis. Además el Emperador Domiciano mató a su propio sobrino por interesarse por el Cristianismo.

Fue un impopular gobernante que exigió que se levantara este templo en su honor. Se derribó de inmediato tras su muerte.
Continuamos nuestra visita a esta espectacular ciudad, la antigua Éfeso. Más adelante podemos ver las ruinas de la Fuente de Polio.
Ahora ya toca adentrarse en la famosa y deliciosa vía de los Curetes. Era la arteria principal de la ciudad de Éfeso que conectaba Alto Éfeso con Bajo Éfeso y estaba flanqueada por estatuas, maravillosos edificios y multitud de tiendas.

Recorrer esta vía de los Curetes es una sensación maravillosa donde no paras de empaparte de historia.
Si nos fijamos, el suelo de mármol de esta calle principal de Éfeso, tiene una serie de surcos y ranuras de forma esporádica, esto era para evitar que los ciudadanos de la ciudad resbalaran. Además si nos fijamos, a los flancos de la calle podemos ver algunos pilares de piedra con doce surcos circulares, son tableros de juegos de azar que tanto gustaban a los efesios.

Otra curiosidad que podemos ver, es que en algunos bloques tienen talladas unas pequeñas iniciales en griego. Éstas indicaban el nombre del obrero responsable de ese tramo en concreto.

En la vía de los Curetes se ubicaban las ruinas de la Puerta de Hércules. Es una puerta de dos pisos, construida en el siglo IV para no permitir la entrada de carros a la vía de los Curetes. En sus dos pilares principales podemos ver relieves de Hércules.

En el flanco derecho de la vía de los Curetes podemos ver las ruinas de la Fuente de Trajano. Estaba coronada por una mastodóntica estatua del Emperador Trajano, de pié sobre una esfera y con una bandera en la mano. En la fuente hay una inscripción que dice: “Lo he conquistado todo y ahora está a mis piés”.
Hoy en día sólo podemos ver la esfera y un pié del Emperador Trajano.

Al lado de la Fuente de Trajano se situaba el edificio de las Letrinas, con estructura cuadrada, tiene retretes en las paredes traseras.
Continuamos nuestra visita por Éfeso, bajando la deliciosa vía de los Curetes y dejando atrás la Fuente de Trajano y las Letrinas nos encontramos ahora con el impresionante Templo de Adriano, una de las principales atracciones de Éfeso.

Es de estilo corintio y rinde homenaje al sucesor del Emperador Adriano. Su arco principal es exquisito, una maravilla arquitectónica sin necesidad de cemento o mortero. A destacar sus preciosas incrustaciones. Tiqué, diosa de la fortuna, adorna el primer arco. Medusa en el segundo arco, protege contra los malos espíritus. Detrás del primer arco, podemos ver la figura de un hombre a caballo cazando un jabalí, representando así la fundación de Éfeso por el príncipe jónico Androclo.

Frente al maravilloso Templo de Adriano, nos encontramos las Casas Adosadas. Hay que pagar aparte del precio de la entrada para poder visitarlas, merece la pena este pago extra de la entrada.
En las Casas Adosadas se exponen siete casas romanas muy bien conservadas, con estupendos frescos y maravillosos mosaicos.
Y para finalizar nuestro precioso paseo por la vía de los Curetes, toca visitar las ruinas del Lupanar, situadas en nuestro lado derecho. Su estado de conservación no es el mejor.

Continuamos nuestra visita por la antigua ciudad de Éfeso, ya hemos recorrido la parte de Alto Éfeso, después hemos recorrido la vía principal de la ciudad, la impresionante vía de los Curetes mientras íbamos descubriendo y admirando sus históricos e interesantes edificios y monumentos.

Ahora nos encontramos en Bajo Éfeso y frente a nosotros se encuentran las ruinas más espectaculares de todo el yacimiento arqueológico, al menos para nosotros.


Nos situamos frente a la sublime y espectacular fachada de la Biblioteca de Celso, construida en honor a Celso Polemeano, gobernador de Asia Menor en el siglo II. Como se puede leer en una inscripción en griego y en latín junto a la escalinata frontal: “El hijo de Celso, el cónsul Tiberio Julio Aquila la construyó en el año 114 en honor a su padre, enterrado bajo el ala oeste del edificio”.

La Biblioteca de Celso tenía capacidad para guardar 12.000 pergaminos. Esta biblioteca era la tercera mayor de la antigüedad, sólo detrás de la Biblioteca de Pérgamo y de la más famosa, la Biblioteca de Alejandría.

Su diseño, era perfecto para la protección de textos tan importantes, tenían a regla el calor y la humedad gracias a que dejaron un espacio de un metro entre el muro exterior y el interior.

Una vez finalizamos la visita a la exquisita Biblioteca de Celso y quedarnos maravillados y anonadados ante su espectacular fachada, continuamos nuestro recorrido por la ciudad de Éfeso.

Seguimos caminando y podemos ver el Ágora Inferior. En su día estaba flanqueada por una columnata y aquí era donde se ubicaba el mercado textil y de alimentación.

Ahora estamos recorriendo la vía de Mármol, la tercera más grande de la ciudad que nos lleva de la Biblioteca de Celso al impresionante e imponente Gran Teatro de Éfeso.

Llegamos al enorme e increíble Gran Teatro, en nuestra humilde opinión, con la visita de la Biblioteca de Celso, son las dos más espectaculares del yacimiento.
El Gran Teatro fue construido por el rey griego Lisímaco y los romanos lo reconstruyeron entre el año 47 y el 117 d. C. Además de reconstruirlo, los romanos añadieron algunas excelentes mejoras, como la ingeniosa forma de la Cávea (las gradas). Las filas de los asientos se van inclinando, cada fila más que la anterior. De esta forma, aseguraban una perfecta visibilidad y una estupenda acústica. El Gran Teatro de Éfeso tenía un aforo de 25.000 personas.


Después de visitar el impresionante Gran Teatro, continuamos por la calle del Puerto, llamada de forma oficial vía Arcadia.
En la época del Emperador Arcadio, esta era la calle más espectacular y con más empaque de la antigua ciudad de Éfeso. Por la noche, la vía Arcadia estaba iluminada por 50 lámparas en su columnata.

Después de visitar la vía Arcadia, tomamos un camino a nuestra derecha donde visitamos las ruinas de la Iglesia de la Virgen María, en turco Meryem Kilisesi. Aquí es donde se celebró uno de los Concilios más importantes en el Cristianismo, el Concilio de Éfeso en el siglo IV y donde se confirmó el dogma de la maternidad de María. Como curiosidad, es la primera iglesia de la historia consagrada a la Virgen María.


Una vez finalizada esta última visita, ahora nos queda subir de nuevo hasta la Puerta Superior, volviendo sobre nuestros pasos y disfrutando de nuevo de todas las maravillosas “joyas clásicas” que esta increíble ciudad de Éfeso nos brinda.


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