Hola viajer@s!!!
En el día de hoy os traemos una nueva publicación en nuestro blog de viajes. En esta ocasión, os describimos la visita al espectacular y mítico Hipódromo, en la antigua Constantinopla.
Durante una de nuestras rutas en autocaravana por Turquía, visitamos la extraordinaria y excepcional ciudad de Estambul.
El casco histórico de Estambul es conocido como Sultanahmed, donde se sitúan algunas de las joyas más importantes y destacadas de esta maravillosa ciudad otomana.

Como ya sabéis, nosotros viajamos siempre en nuestra autocaravana y decidimos quedarnos unos días para visitar la ciudad de Estambul, nos quedamos con nuestra autocaravana entre el mar Mármara y Sultanahmed, pudiendo ver los altos y estilizados minaretes de la Mezquita Azul desde nuestro lugar de pernocta.

Toda la zona de Sultanahmed fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí, podemos encontrar algunos de los tesoros, los más maravillosos monumentos y puntos de interés como la magnífica Santa Sofía, el Palacio Topkapi o la Mezquita Azul, entre otros. En esta ocasión, visitamos el mítico Hipódromo de la antigua Constantinopla.

Visitamos el llamado Hipódromo, que se sitúa en uno de los costados de la sublime Mezquita Azul. Un lugar que encantaba a los emperadores bizantinos, donde se celebraban carreras de cuadrigas al más puro estilo de la película Ben-Hur.
El Hipódromo era un estadio de forma rectangular, en su máximo apogeo estaba decorado con obeliscos y estatuas, algunas de estas decoraciones están aún en pié. Es uno de los lugares, actualmente, más famosos para dar un paseo de toda la ciudad de Estambul.

En su origen, el Hipódromo, tenía dos niveles de galerías, una espina central, casetas de salida y una curva en el extremo sur conocida como Esfendone, aún parcialmente en pié hoy en día.

Durante la Cuarta Cruzada, la galería superior sufrió graves daños y durante el Imperio Otomano, se desmanteló completamente, muchas de las columnas originales fueron utilizadas para construir la Mezquita de Süleymaniye.


Durante casi 1.000 años, el Hipódromo fue el centro neurálgico en la vida de Bizancio y cabe destacar, que fue aquí, en el Hipódromo, ya con el Imperio Otomano, donde en el año 1826, el sultán Mahmut II ordenó la matanza de los Jenízaros, un cuerpo militar corrupto, que se encargaba de la guardia personal del sultán.

Durante toda la historia, todos los emperadores y sultanes, se esforzaron en acicalar el Hipódromo con estatuas traídas desde los confines del Imperio. Por desgracia, muchas de las maravillosas estatuas de valor incalculable, terminaron desapareciendo. Ya los soldados de la Cuarta Cruzada que invadieron Constantinopla en el año 1204, fueron los principales responsables de la mayoría de los robos.

Los Cruzados, tras saquear Santa Sofía, arrancaron todos los discos del Obelisco de Piedra, que aún hoy podemos ver en su sitio, situado en el extremo sur del Hipódromo. Creían que eran de oro macizo estos discos, pero eran de bronce bañados en oro. También fueron los Cruzados los que robaron y trasladaron la magnífica cuadriga de bronce de cuatro caballos, que hoy se encuentra en el interior de la Basílica de San Marco de Venecia. Una reproducción de la cuadriga preside hoy en día el Portal Mayor de la Basílica de San Marco de Venecia.

En el extremo norte del Hipódromo hay un cenador de piedra conocido por el nombre de Fuente del Káiser Guillermo. Regalado por el emperador alemán tras su visita a Estambul en el año 1898 al sultán Abdülhamit II como símbolo de su amistad.

En el interior de la cúpula del cenador puede verse el tugra, un monograma de Abdülhamit y la primera letra del nombre de Guillermo (Wilhem), esto nos muestra su vínculo político.

Seguimos admirando el Hipódromo y vemos el Obelisco de Teodosio, construido de granito rosa y con un estado de conservación excepcional. Este obelisco fue esculpido en Egipto, durante el reinado del faraón Tutmosis III entre los años 1549 y 1503 a. C. Fue erigido en el Templo de Amon-Ra en Karnak.
Teodosio el Grande lo trasladó a Constantinopla en el año 390.

Y finalmente, al sur del Hipódromo, se eleva una extraña y curiosa columna que sale de un agujero en el suelo. Conocida como Columna Serpentina, en su época, mucho más alta y estaba coronada por las cabezas de tres serpientes.
Fue realizada para conmemorar la victoria de la Confederación Helénica frente a los Persas en la batalla de Platea y colocada enfrente del Templo de Apolo, en la mítica ciudad griega de Delfos. Hasta que Constantino el Grande la trasladó a su nueva capital Constantinopla en el año 330.

Las cabezas de las serpientes sobrevivieron hasta comienzos del siglo XVII. Hoy en día, sólo queda de esas tres cabezas de serpientes, una mandíbula superior, que está expuesta en los Museos Arqueológicos de Estambul.

También, en el lado oeste del Hipódromo, se sitúa el Museo de Artes Turcas e Islámicas, en un palacio otomano, construido por Ibrahim Pasa. En él, se exhibe una colección de objetos y caligrafías exquisitas y una de las mejores muestras de alfombras antiguas del Mundo, con piezas del Caúcaso, Irán y de Holbein, Lotto, Konya y Ushak.

Como ya habéis podido comprobar el Hipódromo de la actual Estambul es un lugar absolutamente maravilloso además de que en este pequeño lugar podemos revivir una historia inmensa e interesante forjada por todos los imperios que gobernaron esta increíble urbe de Turquía.

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